La amoxicilina es un derivado de la
penicilina. Se trata de una amino
penicilina. Actúa contra un amplio espectro
de microorganismos, tanto
Gram positivos como Gram-negativos.
Por esto se emplea a menudo como primer
remedio en infecciones de diferente
gravedad, tanto en medicina como también en
veterinaria.
A pesar de su amplio espectro, no es estable
frente a beta lactamasas (enzimas
producidas por algunas bacterias y que son
las responsables de la creación de
resistencias a los antibióticos) por lo que
no debe usarse frente a infecciones por
gérmenes productores de las mismas. Sin
embargo, hay preparados comerciales con la
adición de
ácido clavulánico que aumentan
su estabilidad y amplían su espectro en
estos casos.
Como las demás penicilinas la amoxicilina
impide en las bacterias la correcta
formación de las paredes celulares.
Concretamente inhibe la conexión entre las
cadenas peptidoglicáneas lineares que forman
la mayor parte de las paredes de los
microorganismos Gram-positivos. Al impedir
que la pared celular se construya
correctamente, la amoxicilina ocasiona, en
último término, la lisis de la bacteria y su
muerte.
Es absorbida rápidamente en el intestino
delgado (disponibilidad de aprox. el 80 %)
tanto en ayunas como tras la ingesta de
alimentos. Es eliminado con la orina sin ser
metabolizado. |